jueves, 16 de junio de 2011

¿Yo... volverme a casar? ¡Ni loca!


Decidirse a formar pareja otra vez asusta, como asusta enfrentar cualquier tipo de compromiso. Volver a empezar implica aprender los tiempos del otro, sus hábitos y defectos. En este segundo matrimonio vuelven a aparecer los problemas de siempre, pero también surgen algunas cosas positivas y eso tiene sus ventajas.

En primer lugar al nuevo matrimonio se lleva la experiencia de haber sobrevivido sola después del divorcio. Un período más o menos largo, angustioso o liberador, pero que de todas maneras nos sirvió para reencontrarnos con nosotras mismas. Ya no lo esperamos todo del otro. No pensamos que solucionará todas las necesidades de nuestra vida sino que una segunda experiencia exige compartir; la tolerancia es un elemento esencial de la convivencia que aprendemos a valorar.

Al principio las comparaciones serán inevitables. Una y otra vez nos volverán a la cabeza las experiencias pasadas.
Formar una nueva familia implica afrontar situaciones muy diferentes a las de la primera vez.
Los desafíos de un segundo matrimonio son muchos, indica la psicóloga y terapeuta familiar Gina de Castelblanco, “pero el primero y más importante es querer ser feliz con la base de que ya se tuvo un fracaso”.

Antes de embarcarse en un segundo compromiso la especialista aconseja vivir el duelo de ese fracaso y superarlo para empezar una nueva empresa matrimonial en limpio. “Si no se interioriza y no hay conciencia de cuáles fueron los procesos personales que influyeron en esa ruptura, se corre el riesgo de que la otra persona pague la cuenta del matrimonio anterior”, puntualiza.

Aunque ya exista una persona que nos ame, hay que dejar pasar el tiempo que sea suficiente para recuperar ese sentimiento de seguridad interior, que es el más golpeado por un divorcio, expresa el psicólogo Efraín Rivera.

Con un primer fracaso se pierde la confianza en un segundo matrimonio, ya no se cree en eso, y recuperar esa confianza cuesta mucho .

¿Será que en un segundo matrimonio no hay tantas expectativas y ya no se pretende que él sea precisamente el príncipe azul o ella la princesa encantada? Estos casos se dan, dice Rivera, pero en términos afectivos, según Castelblanco, hay más que nada una gran esperanza de que la segunda unión funcione bien y tal vez por eso se ponen expectativas demasiado altas, porque si no resultó la primera vez, ahora sí tiene que serlo, y empieza la presión que puede llevar a idealizar a la otra persona. Por ejemplo: si él consideraba que la primera esposa no era tan inteligente, la segunda, se dice, sí tiene que serlo.

En el primer matrimonio, cuando todo era pasión y arrebato, en el segundo las cosas son más frías y calculadas, se ponen ciertas condiciones para que la relación marche bien”.

La segunda vez se esfuerza más por hacer felices a sus parejas, pues de esa manera, ellos también lo son.
A veces una primera experiencia mala marca tanto a una persona que no permite ver lo bueno del segundo matrimonio.
Agrega que se trata precisamente de sacar ventaja de esa primera experiencia, “de las cosas malas se pueden obtener aspectos positivos, por eso es bueno planificar muy bien un segundo matrimonio y la madurez ayuda mucho en eso”.

Paulina, 28 años, divorciada, un hijo, cuenta así el comienzo de su nueva pareja: “Nos veíamos como individuos separados que habían decidido juntarse para vivir un proceso de cambio y crecimiento, pensábamos que podíamos crecer mejor juntos que solos. Ese fue el trato. Para los dos se iniciaba un largo proceso de conocimiento personal, pero al mismo tiempo nos dimos cuenta de que no podíamos cuidarnos el uno al otro. Como dos caminantes que salen a ver y recorrer el mundo, estábamos cerca para darnos apoyo pero no nos quedábamos quietos, sino que seguíamos mirando, aprendiendo... Fue así como empezamos a sentir que este matrimonio sería sólido, duradero”.

Una experiencia válida y un ejemplo para seguir: caminando, mirando, conociendo al otro como si estuviéramos frente a un mundo nuevo, sin exigirle a él lo que no nos dieron otros.

¡Vive Mundo Solteros, un nuevo concepto de vida!

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