lunes, 12 de septiembre de 2011

La química del amor


El organismo libera 250 sustancias al estar ante una persona que le resulta atractiva, y sólo bastan cuatro segundos para formar una opinión respecto a ella.
Shakespeare decía que el amor es ciego, y tenía razón, ¿o acaso alguien ve las tonterías que hace en plena conquista?

Durante el galanteo el ser humano se convierte en una caricatura: mirada desorbitada, vellos parados, huesos que truenan, sangre que hierve, vacío estomacal, orejas color semáforo en alto, risa incontenible y sudor que llega hasta los rincones más sagrados.

Se desprenden hormonas, ácidos, gases y olores, se mezclan y crean una revolución interna que convierte lo racional en irracional, la prudencia en torpeza y la serenidad en nerviosismo.
Todo es inconsciente, el chico o chica en cuestión no tiene idea de lo que pasa dentro de su organismo, sólo está consciente de que alguien le gusta, y es más, trata de disimular
Aún no se puede afirmar que esto pase en el 100 por ciento de la gente, pero se ha visto que hay conductas que indican la predisposición para el galanteo, la apertura para una relación amorosa o pasional.

Ansiedad entre sexos
Se estima que el 50 por ciento del género humano experimenta ansiedad al enfrentarse con el sexo opuesto, y más del 60 por ciento cae en pánico, no obstante, cualquier sensación se vuelve placentera durante el galanteo e incluso y las sustancias que se desprenden pueden fortalecer el sistema inmunológico.

La Química de la atracción
El primer punto afectado es el cerebro, donde se registran pequeñas descargas que ponen en alerta al cuerpo y estimulan a los neurotransmisores, lo que causa los estados placenteros y la sensación de hormigueo en el cuerpo.

Además, el cúmulo de sentimientos y reacciones hacen que la memoria se bloqueé y se borre por unos instantes, las pupilas se dilatan hasta en un 30 por ciento (ésta reacción es más evidente en los hombres, sobre todo ante la imagen de una persona atractiva o desnuda). ¡hasta puede desaparecer el hambre!, dado que la hipófisis segrega dopamina, sustancia que inhibe el apetito. Cabe señalar que en esta etapa, todos los sentidos se alteran.

Olores que atraen
Todos tenemos un olor corporal muy sutil cuando nos gusta alguien, esto es porque las glándulas de la piel segregan feromonas. Son sustancias que se han vinculado con la excitación sexual en los animales y que se cree que también influyen en el ser humano. Si este olor es agradable para la nariz, en particular para el órgano vomeronasal, se va a remarcar la atracción.

Piel a piel
La adrenalina que se expande por todo el cuerpo se produce la sensibilidad de la dermis y la alteración de las terminaciones nerviosas. La piel espera un mínimo roce y cuando éste se da toda la parte externa de la piel vibra, se calienta o siente hormigueo. Esto es por la sensibilidad que adquirió después de todos esos cambios químicos.

La respiración aumenta 30 ciclos por minuto, la sangre se "alborota" y acumula en sitios sexys como los labios, las mejillas, la vagina y el pene, facilitando la excitación.
Además, el ritmo cardiaco crece hasta 100 pulsaciones por minuto, los pezones se ponen firmes, la glándula del timo segrega timina en mayor cantidad, lo cual eleva el estado de ánimo, que se traduce en sonrisas incontrolables.

Y para que se fije en ti...
¿Y cómo hacer para que tu adorado tormento se fije en ti? No es necesario poner a San Antonio de cabeza para que el milagro suceda, sólo hay que dejarle la tarea al inconsciente y pedir al cuerpo que hable.

A decir de Flora Davis, autora del texto "La Comunicación No Verbal", el ser humano comunica su sentir en un 30 por ciento con palabras y en un 70 por ciento con actitudes, poses y conductas.
Advierte que durante el galanteo hay cambios sutiles en el organismo que indican su predisposición y aceptación hacia una relación. Por ejemplo, los músculos se comprimen, el rostro facial deja de ser flácido, las ojeras tienden a desaparecer, la mirada brilla, la piel se colorea o se pone más pálida y el labio inferior se hace más protuberante. Además, la postura se endereza, el abdomen desaparece ligeramente y los músculos de las piernas se ponen tensos.
Las mujeres juguetean con el cabello o se arreglan por encima de la ropa; el hombre pasa la mano por el cabello, se estira los calcetines o manosea la corbata. A medida que avanza el galanteo, las miradas que eran rápidas se vuelven prolongadas.

Muchas veces se toman posturas provocativas o retadoras. En ocasiones, se pasa el dedo suavemente por el borde de una copa o se dibujan en el mantel figuras imaginarias, la mujer tiende a cruzar la pierna y dejar entrever el muslo, a apoyar la mano en la cadera y a sacar el busto hacia adelante. El hombre separa las piernas, se acaricia el muslo o se ciñe la ropa para dejar ver parte de su cuerpo.

La inclinación pelviana también llama la atención ya que por lo general se inclina hacia adelante. Las manos, por su parte, juguetean y hacen movimientos sutiles y excitantes.
Los especialistas aseguran que cualquier reacción es inconsciente y automática, por lo que tratar de controlarla o modificarla provocaría situaciones forzadas que lejos de ayudar, perjudican.

Fuentes: El Contacto Sexual, de Helen Fisher; Las Relaciones Amorosas, Andrew Stanway; Quasi Courtship Behavior in Psychoterapy de Albert Scheflen; Relaciones Afectivas de Ralph Exline; La Comunicación no Verbal de Flora Davis.

¡Vive Mundo Solteros, un Nuevo Concepto de Vida!

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